Nadie puede hacernos felices

por Marcelo Vázquez Avila Podemos pagar a otros para que nos laven el coche, nos hagan la declaración de la renta, nos enseñen inglés o nos operen de apéndice. Podemos conspirar y manipular para prosperar en la empresa y acceder a puestos de poder con el fin de que nos obedezcan. Pero nadie puede hacernos felices, porque ese es un estado que ni se compra ni se alcanza a través de los demás. En una cultura que celebra la velocidad y la gratificación instantánea, deberíamos proponernos un camino diferente, casi revolucionario: debemos olvidarnos de los atajos y hacernos responsables de nosotros mismos. Tenemos que dedicarnos tiempo, crecer, con esfuerzo e incluso cierta disciplina. Sólo así alcanzaremos la verdadera felicidad. En la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos) se han estado llevando a cabo experimentos con cientos de personas con el fin de calibrar las emociones positivas registradas por el cerebro humano. Según esas investig...