Muere mi Superhéroe de los años 60
Nos ha dejado Batman (Carlos
Buttice)
.
En aquellos años sesenta, jugábamos al fútbol al finalizar las horas de clase, en la vereda y cómo no en el patio de mi casa con mi cuñado Raúl, siete años mayor que yo.
La ceremonia del pan y queso, ese implacable juicio sumario de virtudes y defectos, me mandaba casi siempre al arco. Por ser el más chico entre los chicos y seguramente por falta de mejores atributos que la voluntad de colarme en los picados. Mi destino, entonces, era la vigilancia de una línea imaginaria que podía nacer en una pared y terminar en un árbol, o que se delimitaba con dos cascotes. La mirada atenta, las piernas listas para el salto y un sueño: ser como Carlos Buttice, volar como él, de palo a palo aunque los palos sólo existieran en mi imaginación, atenazar la Pulpo y sentirme un Batman sin antifaz ni capa, lo que era Buttice al fin y al cabo.
La ceremonia del pan y queso, ese implacable juicio sumario de virtudes y defectos, me mandaba casi siempre al arco. Por ser el más chico entre los chicos y seguramente por falta de mejores atributos que la voluntad de colarme en los picados. Mi destino, entonces, era la vigilancia de una línea imaginaria que podía nacer en una pared y terminar en un árbol, o que se delimitaba con dos cascotes. La mirada atenta, las piernas listas para el salto y un sueño: ser como Carlos Buttice, volar como él, de palo a palo aunque los palos sólo existieran en mi imaginación, atenazar la Pulpo y sentirme un Batman sin antifaz ni capa, lo que era Buttice al fin y al cabo.
La calle se llamaba Jujuy y el barrio, La Perla, una geografía cercana
a la playa homónima en el corazón de Mar del Plata. Yo había optado por San
Lorenzo por influencia familiar, en realidad sólo por mi padre ya que competía
con la previa elección futbolera de mis cuatro hermanos varones: Boca, River,
Independiente y Racing, en ese orden habíamos nacido y así fuimos eligiendo. Nunca
he comprendido como era posible esa pacífica diversidad con la convivíamos los
5 hermanos. Mis hermanas mujeres y mi madre permanecían ajenas a esta
rivalidad.
Fui cuervo, entre otras
razones, por ese arquero con apodo de superhéroe, fundamental en el equipo que
se consagró primer campeón invicto de la historia del fútbol profesional
argentino, al ganarle 2-1 al Estudiantes de Osvaldo Zubeldía en la final del
Metropolitano de 1968. Allí estuvimos con mi padre y Juan Carlos, mi otro
cuñado, fanático de San Lorenzo.
El medio siglo de la hazaña,
que se ha cumplido este sábado, llega teñido de tristeza: Carlos Adolfo Buttice,
el atleta de buzos azules y sonrisa franca, ha muerto a los 75 años.
Un superhéroe tiene el potencial para la
grandeza basado en sus atributos, por ejemplo, astucia, valentía, humildad,
sabiduría, virtud. Es reconocido por hacer viajes y llevarnos imaginariamente a
lugares fantásticos, a situación deseadas, por elección o por casualidad, generalmente para luchar contra el mal y hacer el bien.
Por eso Carlitos Buttice era mi superhéroe.
Por eso Carlitos Buttice era mi superhéroe.
Comentarios
Aquella fue una época de oro de grandes arqueros rioplatenses: Buttice, el Gato Marín, Cejas, Andrada, Fenoy, Roma, Carrizo, Gatti, Minoian, Poletti, Carnevali, etc, y del otro lado del río la araña negra ladislao mazurkiewicz
Abrazo,
Guillermo