La importancia de expresar las emociones
La mayor parte de la
ansiedad y estrés que sufrimos en nuestra vida está causado por una creencia
muy nociva: pensamos que es mejor mordernos la lengua antes de decir cómo nos
sentimos.
Es natural que sintamos un cierto bloqueo ante abrirnos a los demás; da
miedo y nadie nos ha enseñado cómo hacerlo. Se ha dado por supuesto que es algo
que tenemos que aprender por el camino, pero también intuimos que expresar las
emociones de forma adecuada no sólo te ayudará a sentirte mejor, sino que ayudará a mejorar nuestras relaciones.
Beneficios psicológicos
Parece ser que, si se realiza apropiadamente, comunicar los sentimientos
tiene tres consecuencias muy interesantes:
a. Permite que los demás
empaticen con nosotros
En un sorprendente experimento en Facebook, los investigadores observaron
que los estados que los usuarios escribían en su muro eran muy similares a los
sentimientos que leían de sus amigos. Dicho de otra forma, las emociones se
contagian por empatía, ¡incluso a través de una plataforma digital! (Kramer, Guillory & Hancock 2014). Cuando
los demás saben cómo te sientes, inconscientemente conectarán contigo y se
pondrán en tu piel. A partir de ahí tus mensajes serán mucho más empáticos y
persuasivos.
b.
Hablar de nuestras
emociones resulta liberador.
Al expresar nuestras emociones en voz alta les estamos poniendo nombre. Eso
disminuye la respuesta de la amígdala (la zona del sistema límbico responsable
de nuestra reacción emocional), lo que reduce instantáneamente la intensidad y
malestar que nos pueda estar provocando esa emoción (Lieberman et al., 2007).
c. Resultamos más atractivos
La empatía crea atracción entre las personas. Cuando expresamos las
emociones demostramos honestidad y valentía, sin miedo a ocultar nada. Y eso es
muy atractivo, nos hace más cercanos.
¿Cómo identificar los sentimientos?
El primer paso para expresar nuestros sentimientos es identificarlos
correctamente. Pero, ¿cómo vamos a necesitar ayuda para saber qué es lo que
estamos sintiendo? ¿No se supone que es evidente?. Pues no!
No es tan sencillo. En una sociedad que nos presiona tanto para ocultar
nuestras emociones (¿te suena el “no seas tímido” o “¡deja
de llorar!” que te repetían tus maayores cuando eras pequeño?) la
mayoría de nosotros hemos acabado reprimiéndolas. La consecuencia es que a
menudo nos sentimos mal, pero no tenemos claro exactamente de qué manera ni por
qué.
Haz un stop y busca la emoción básica
Cuando sientas una emoción, encuentra un lugar en el que puedas estar
tranquilo durante un par de minutos y cierra los ojos. A continuación, intenta
reconocer la emoción básica a la que corresponde de las siete posibles
(tristeza, alegría, enfado, asco, miedo, desprecio o sorpresa). En el siguiente
paso le pondrás un nombre más específico.
Por cierto, aceptar que eres capaz de sentir todo tipo de emociones también
aumentará tu fortaleza psicológica y mejorará tu capacidad de enfrentarte a los
malos o buenos momentos que nos muestra la vida (Kross et al., 2009).
Encuentra un lugar
tranquilo, concéntrate en tu respiración durante unos segundos e intenta ponerle
un nombre general, sin concretar demasiado, a lo que estás sintiendo.
Encuentra la palabra específica para tu sentimiento
Existe un vocabulario emocional, ampliamente desconocido por la mayoría,
que nos permite ser mucho más específicos con nuestros sentimientos.
Por ejemplo, en lugar de decir que te sientes “bien”, podrías encontrar más
matices y usar palabras como “alegre”, “afortunado”, “agradecido” o “excitado”.
O en vez de decir que te sientes “mal”, podrías utilizar “irritado”,
inseguro, decaído o rechazado. Cuanto más específico seamos, mejor comprenderemos
qué es lo que realmente sentimos. Se ha demostrado que eso también te hará estar
mejor, aumentando tu autoestima y afecto hacia los demás (Swinkels & Giuliano 1995).
Una vez que has identificado tus emociones, el siguiente paso será
expresarlas sin caer en las trampas de la comunicación. Pero para ello, lo
primero es entender qué has estado haciendo mal hasta ahora.
Errores típicos al expresar los sentimientos
De pequeños aprendemos matemáticas, lengua, literatura y ciencias sociales.
Con suerte, nuestro plan de estudios también tendría alguna asignatura de
ética, pero la realidad es que nadie nos ha enseñado a comunicarnos
emocionalmente.
Esta es la causa de que mucha gente exprese sus emociones de manera impersonal
y con consecuencias desastrosas, tanto para ellos mismos como para los demás.
Estos son los errores más habituales que todos hemos cometido alguna vez:
1. Expresar un pensamiento en vez de un sentimiento
Cuando empezamos diciendo “Siento que…” a
pesar de usar el verbo correcto, finalmente estamos comunicando un pensamiento,
no un sentimiento.
La diferencia radica en el que. Haz la prueba. Cuando
dices “Siento tristeza” estás hablando de tu sentimiento. Pero
cuando dices “Siento que esta tristeza me va a matar”, te refieres
a un juicio del pensamiento: que la
tristeza va a acabar contigo.
Si hablas de tus pensamientos te estarás enfrentando a la situación de una
forma racional y los demás no podrán empatizar contigo. Pero cuando te refieres
a tus sentimientos, la vulnerabilidad que demuestras al expresar lo que sientes
les permitirá conectar contigo (Brown, B. 2013).
2. Empezar con “Me haces sentir”
Aunque pueda parecer que estás expresando un sentimiento, en realidad estás
culpabilizando al otro, responsabilizándole de tus emociones. Tú, me haces sentir… estamos echando la
culpa al interlocutor
La comunicación se transforma en una fuente de conflictos cuando no nos
ayuda a ser conscientes de que somos los únicos responsables de nuestros
pensamientos, sentimientos y actos. “Me haces sentir…” provoca
discusiones porque niega nuestra responsabilidad personal, y la atribuye en su
totalidad a los demás.
3. Tratar de olvidar lo que sientes
Desde pequeños nos han enseñado que las emociones son complicadas y es
mejor evitarlas, pero con el paso de los años comprobamos que ese “Tú
tranquilo, intenta no pensar en ello” no funciona.
Se ha comprobado que intentar reprimir nuestras emociones negativas en vez
de validarlas incrementa la ira. Sus consecuencias van incluso más allá, con
estudios que hablan de un aumento en el riesgo de cáncer del 70% en aquellas
personas que evitan expresar sus sentimientos (Chapman, Fiscella & Kawachi
2013).
4. Explotar cuando ya no puedes más
Esta es la fase natural a la que se llega después de haber aguantado
demasiado tiempo. Pero cuando la única salida para nuestros sentimientos es la
explosión podemos provocar daños, quizás irreversibles, en cualquier relación.
Imagínate que tienes un amigo que suele llegar tarde. La primera vez que lo
hace, sonríes y le dices que no pasa nada. A la segunda y la tercera, te sabe
mal pero te callas. Y al final, empiezas a pensar que no tiene ningún respeto.
Quizás, cuando lo haga la próxima vez, termines gritándole y mostrándote furioso,
reprochándole que si te apreciara no te haría esperar cada vez que quedáis.
Y probablemente tu
amigo se quedase atónito, puesto que hasta ese momento le habías estado
diciendo que no pasaba nada y nunca habías mostrado ninguna señal de molestia.
En nuestro próximo Blog trataremos de “Algunas claves imprescindibles
para poder expresar lo que sentimos”.
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