La mente ansiosa


 Por Marcelo Vázquez Ávila 

Estamos atravesando uno de los períodos de más ansiedad que cualquiera de nosotros pueda recordar. Ya sea que enfrentemos problemas tan públicos como una pandemia o tan personales como trabajar y tener los niños en casa, actualmente muchos de nosotros nos sentimos agobiados y fuera de control.


Pensamos en la ansiedad como en un todo, desde una leve inquietud hasta el ataque de pánico en toda regla. Pero la ansiedad es la que impulsa los comportamientos adictivos y los malos hábitos en los que caemos cotidianamente para combatirla como comprar compulsivamente, comer por estrés, procrastinar o sumergirnos en las redes sociales. La ansiedad vive en una parte del cerebro que se resiste al pensamiento racional, por lo que nos atascamos en bucles de hábitos de ansiedad que no podemos evitar usando la fuerza de voluntad para superarlos.

Un primer paso necesario es conocer más cómo funciona nuestro cerebro para descubrir los factores desencadenantes de nuestra ansiedad, a desactivarlos con la práctica simple pero poderosa de la curiosidad y a entrenar nuestra mente y el corazón utilizando la atención plena conocida como mindfulness.

Para comenzar a practicarla puedes empezar dedicando unos pocos minutos al día a concentrarte en tu respiración. Encuentra un lugar tranquilo, siéntate cómodamente y cierra los ojos.

 Inhala profundamente, sintiendo cómo el aire llena tus pulmones, y exhala lentamente, prestando atención a las sensaciones de tu cuerpo. 

Si tu mente divaga, que lo hará, simplemente reconócelo y vuelve a centrarte en tu respiración. La atención plena es importante porque ayuda a reducir el estrés, mejora la concentración y fomenta una mayor conexión con el momento presente, lo que puede aumentar tu bienestar emocional y mental.


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