"El trabajo trae esperanza"







por Marcelo Vazquez Avila




         Termina un año difícil en el que una de las palabras más utilizada ha vuelto a ser CRISIS, una crisis que parecía había ya tocado fondo pero que se empeña aun en permanecer con nosotros durante más tiempo. 

Una crisis que de alguna manera se nos escapa y en la que intervienen variables que no controlamos, las guerras, el fenómeno de la inmigración, el terrorismo, los mercados, la coyuntura, son palabras que utilizamos habitualmente y que reflejan con claridad que muchas de las palancas están en otras manos, no se sabe muy bien cuales, pero al parecer están lejanas y son ubicuas.

Sin embargo hay otras lecturas de la realidad mucho más esperanzadoras. Son lecciones que nos dan personas anónimas que hacen las cosas bien, que plantean nuevas e imaginativas ideas, que hacen de la creatividad y la innovación el ADN de sus empresas, que se esfuerzan con tesón y mantienen ese esfuerzo contra viento y marea.

Será difícil salir de la polifacética crisis como sociedad si no hay cambios estructurales de fondo; de todos modos, el terreno de los cambios estructurales se nos escapa pero si que nos queda otro terreno de juego, el del trabajo y la responsabilidad de cada uno. Eso implica que tenemos que hacer cosas diferentes de las que hacemos y hacerlas probablemente de otra manera y todo eso depende solo de las personas, de nosotros, de que mejoremos nuestras capacidades, de que repensemos lo que hacemos y lo hagamos mejor, con menor coste, con mayor calidad, de que escuchemos a nuestros clientes y les ayudemos en sus negocios, de que aprendamos a ser flexibles y a cambiar si es preciso con rapidez.

Todas esas personas que se esfuerzan, héroes anónimos, 
que son capaces de reinventarse nos están señalando el camino.

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