"La esencia de la educación"

por Marcelo Vázquez Ávila




“Cuando fantasea… ¿dónde le lleva el corazón?”. Pablo me responde en este Blog: “Pasión es la que tiene el niño que empieza a andar, el abuelo que mira con ternura a su mujer, la misma desde hace 50 años, la madre que se levanta a las 4 de la mañana porque un hijo llora, la misma que te mueve a ti y a mi a emprender un proyecto, a arriesgarte... la pasión nos lleva a dejarnos la piel, la vida, el corazón y el incluso el alma en tu mujer, en tu amigo, en tus hijos...”.

Hace unos veranos recuerdo que estaba con el niño mayor de un amigo, que dibujaba a los cuatro años, unos árboles extraordinariamente imaginativos y para hacerlos tanto le servían los lápices como los crayones o la tiza. Árboles que mostraban cada copa en una especie de visión cubista que hubiera envidiado Picasso. La observación asombrosa de los árboles reales de la puerta de su casa, más esa audacia creativa de los niños de esa edad se combinaban para producir esas notables piezas artísticas. Solo dos años después dibuja árboles como chupetines, igual que sus compañeritos de banco. Los árboles-pirulín no es donde vivirían pajaritos de verdad. Las escuelas –la educación en general- pueden alimentar la creatividad en los niños, pero también pueden destruirla. La educación, debe preservar y regenerar el aprendizaje y las artes y dar a los niños las herramientas para crear el futuro. En su peor expresión producen adultos uniformes, con mentes convencionales para alimentar el mercado con operarios, gerentes, clientes y consumidores. El niño que fuimos y que aún somos en nuestro interior, aprende explorando, experimentando en cada rincón que encuentra abierto. Pero tarde o temprano parece que nos cortan las alas. El mundo real pensado por los adultos viene a cerrarse obre los niños en crecimiento, moldeándolos hasta convertirlos en miembros cada vez más predecibles de nuestra sociedad. Sus ojos comienzan a entrecerrarse y así la simplicidad, la capacidad de asombro y la inteligencia creativa se homogeneizan.

La educación y los negocios que podrían ser un campo fértil para expandir la expresividad humana, se confabulan, con nuestro permiso, para inducir al conformismo, para hacer que las cosas marchen al nivel del aburrimiento.

Muchas veces cometemos el error de confundir educación con entrenamiento o capacitación, cuando en realidad se trata de actividades distintas. Este último tiene el fin de transmitir cierta información específica necesaria para realizar una actividad determinada. La educación es la construcción de una persona. Educar es sacar o evocar aquello que está latente, por lo tanto educación significa dejar aflorar el talento de una persona para conocer y vivir su vida y no llenar a una persona supuestamente pasiva, de conocimientos preconcebidos.

La educación debería abrevar en la estrecha relación juego-exploración, valorando el espíritu aventurero que por definición nos saca de lo ya probado, lo verificado, lo cierto y lo homogéneo.


"El hombre necesita conocimiento para sobrevivir, y sólo la razón puede lograrlo. Los hombres que rechazan la responsabilidad del pensamiento y la razón sólo pueden existir como parásitos del pensamiento de otros".
Ayn Rand









Comentarios

Bazko ha dicho que…
Marcelo, tu blog me hace reflexionar cómo en las escuelas y en las empresas "entrenamos" (no educamos).
Entrenamos como podríamos hacerlo con un perro u otra mascota.
MARCELO VAZQUEZ AVILA ha dicho que…
Querido Bazko, gracias por el articulo de Gore que me has enviado. También pienso en la educación con "sentido" y entonces lo pienso con "sentido de fin" en el hombre. Gracias
Unknown ha dicho que…
Será por esto que nuestra sociedad produce menos científicos y más tecnócratas? La ciencia es curiosidad; asombro en las preguntas y creatividad en las respuestas, justo para lo que no educamos y nada más lejos de nuestro modo de educar.

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