Biología de las emociones ¿hay lugar para Dios?


“10 preguntas a Antonio Damasio” 

 por Marcelo Vázquez Ávila



Antonio Damasio es Profesor de la Cátedra David Dornsife de Psicología , Neurociencia y Neurología en la Universidad de South California, donde dirige el Institute for the Neurological Study of Emotion and Creativity de los Estados Unidos (Instituto para el estudio neurológico de la Emoción y de la Creatividad). Su libro de 1994 "El error de Descartes: emoción, razón y cerebro humano" fue nominado para el “Los Angeles Times Book Award”.

Damasio ha recibido numerosos premios, entre los que se incluye el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 2005. Ha visitado Barcelona para presentar su último libro y ser investido doctor honoris causa por la Universitat Ramon Llull. La obra, cuyo título en inglés es “Self comes to Mind”, casi un juego de palabras intraducible, se publica en castellano como “Y el cerebro creó al hombre”, que no es lo mismo pero mantiene el espíritu de lo que pretendía el autor. El libro explora los mecanismos de la conciencia. Aquí algunas preguntas que me parecen muy interesantes para conocer su pensamiento.

-Los humanos sabemos que existimos. ¿Y los otros seres vivos?


-La conciencia no es algo únicamente humano, sino un proceso gradual que se ha desarrollado a lo largo de la evolución en muchas especies. Para ello solo basta un cerebro que sea capaz de crear un mínimo de su yo. No solo la tienen los primates, sino también todos los mamíferos, las aves, probablemente los reptiles y quizá los peces, aunque sea un principio de conciencia. Es difícil determinar cuándo surge.

-Pero la nuestra es muy diferente.

-Claro. Cuando digo que la conciencia es un proceso evolutivo, no digo que un simio la tenga igual que nosotros. La nuestra ha aumentado la capacidad de la memoria, de la imaginación, de la creatividad. Nos permite utilizar el razonamiento lógico y también trasladar todo eso al lenguaje.

-¿Nacemos con la conciencia formada?

-No. La desarrollamos del mismo modo que desarrollamos el lenguaje o la movilidad. Un bebé tarda unos dos años en tener plena conciencia de sí mismo.

-¿Dónde reside la conciencia?


-Yo diría que es un proceso biológico que se organiza dentro del cerebro, pero que no se encuentra en un punto en concreto. Se crea mediante un sistema complejo en el que están muy implicados el tronco encefálico y la corteza cerebral. El cerebro interacciona constantemente con el resto del cuerpo. No podemos meter el cerebro en un bolsillo y esperar a que tenga conciencia.

-¿Qué papel desempeña la cultura en la formación de la conciencia?


-La conciencia nos ha permitido desarrollar la cultura, analizar la conducta de los demás o reflexionar sobre una situación. Y como resultado de todo ello tenemos la posibilidad de crear herramientas que nos permiten entender la vida. La conciencia nos ha permitido crear un espacio social en el que podemos sobrevivir...

-¿No somos esclavos de nuestros genes, que se quieren perpetuar?

-Sí, podríamos ser víctimas de nuestra propia biología, pero la naturaleza por sí misma no tiene valores morales. Sin embargo, tenemos la cultura, la posibilidad de reflexionar sobre nuestras vidas y de cambiar las cosas. Le pondré un ejemplo relacionado con la esclavitud: desde el punto de vista de quien se beneficiaba de ella, podía ser buena, pero los seres humanos hemos descubierto que la esclavitud no es buena y la hemos abolido. Eso no surge de la evolución biológica. Es algo cultural. Las emociones nacieron como un mecanismo de supervivencia. Por ejemplo, tener miedo te permitía sobrevivir porque te empujaba a huir inmediatamente. Si reflexionamos después, podemos saber la fuente del miedo y lo que nos ocurre cuando hay miedo.

-¿Por qué la memoria es selectiva?

-Tiene que ver con el valor que se les da a las cosas. Por ejemplo, el modo en que recuerdas a tus padres o la primera persona de la que te enamoras tiene un valor mucho más importante en tu biografía que conocerme a mí o cualquier otra persona. El proceso de formación de la memoria es inconsciente, pero uno puede ser consciente de esa diferencia. Puede ser consciente de que hay personas que te gustan más que otras.

-En un futuro, ¿vamos a reducir el amor y el odio a un simple mecanismo bioquímico?

-No creo. Lo que podremos es ver cada vez más qué mecanismo se relaciona con un sentimiento, pero hay mecanismos que no son puramente biológicos.

-Eso sí, cada vez hay más neurofármacos y menos psicoterapia.
-Sí, es cierto. Cuanto más sepamos sobre los procesos, más podremos intervenir. Por ejemplo, si sabemos cómo funcionan nuestras emociones, algún día podremos tratar la depresión de forma efectiva. Los fármacos que ahora se dan para la depresión se han descubierto por casualidad, no son algo que surja de una investigación de base sobre las emociones y la tristeza.

-En su explicación de la conciencia, ¿hay lugar para el alma?

-Hay lugar, sí, pero tenemos que darnos cuenta de que hay dos enfoques distintos. Un enfoque viene de la ciencia, que se construye a base de hipótesis y experimentación, y otro tiene que ver con la fe, que es algo distinto. Yo, como científico, no puedo estudiar la fe porque Dios es sobrenatural por definición, pero tengo un gran respeto por la capacidad de los hombres para hacer frente a sus problemas. Y si lo hacen creyendo que hay un Dios, lo respeto.

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