Un Caso muy especial
Tim Guénard, más fuerte que el
odio
Tim Guénard fue abandonado a los tres
años por su madre, que lo ató a un poste eléctrico. Su vida estuvo después marcada por los
malos tratos paternos, y las idas y venidas de una casa de acogida a otra. Ya
joven, vivió según la ley de la calle. Pagó un alto precio: fue violado. Sus
tres sueños eran lograr salir del correccional, convertirse en jefe de banda y
matar a su padre. Se convirtió en un ser insensible al dolor, y en un exitoso
boxeador. Pero el mayor de sus triunfos fue descubrir al Big Boss (Gran Jefe),
como él llama a Dios.
A los tres años, su madre lo ató a un poste eléctrico y lo abandonó en
medio del bosque. A los cuatro, dormía desnudo en la caseta del perro. En su
quinto cumpleaños, su padre le pegó tal paliza desfigurándole el rostro y
partiéndole las piernas que lo dejó inmovilizado en la cama de un hospital
durante dos años como consecuencia de los golpes propinados. A los siete
ingresa en un orfanato, donde es maltratado por la institución. En su noveno
cumpleaños fracasa en su ya reincidente intento de suicidio. A los 11 es
acusado falsamente de incendiar un granero e ingresa en un correccional, del
que se fuga con 12. Las desilusiones y la carencia de lazos afectivos fueron
creciendo a medida que fue pasando por diversas familias de acogida. Su corazón
se endureció poco a poco intentando alejar tantos sufrimientos. A los 13
es violado por un glamouroso hombre parisino y a los 14,
analfabeto, sin educación ni familia, empieza a prostituirse en las calles de
París ejerciendo de chulo, gigoló, empleado de ultramarinos y boxeador.. ¿Qué
será de él dentro de unos años? ¿Qué esperanza de vida o “futuro” le habríamos dado?
Tim Guénard supo dar la vuelta a su destino y sobreponerse al hombre
resentido, violento y deshumanizado que podría haber llegado a ser. Él mismo
afirma: “El hombre es libre de alterar por completo su destino para lo mejor
o para lo peor.”. A pesar de la adversidad descubrió que también existe la
solidaridad y la amistad, encontró personas clave que le marcaron un camino
correcto que decidió seguir.
¿Por qué algunas personas frente a situaciones adversas, traumatismos y
amenazas graves contra su salud y desarrollo, logran salir adelante y llegan a
desarrollarse armoniosa y positivamente, mientras que todo predice una
evolución negativa? Esta pregunta es el punto de partida de los trabajos sobre
la Resiliencia.
La Resiliencia se define como la capacidad de una persona o de un sistema social
para desarrollarse de forma positiva y hacer algo en la vida a pesar de las
enormes dificultades encontradas. No es un concepto estático, varía según el tiempo y los contextos,
la resiliencia se construye en la duración y contiene, de forma clara, una dimensión
ética. No es un concepto reservado a los superdotados ni a los
privilegiados.
Tim es un ejemplo de esta resiliencia, ahora vive en el sur de Francia ejerciendo de apicultor, casado y con 4
hijos se dedica a ayudar a los que le necesitan siendo el fundador de la
asociación Altruisme. Si nos preguntamos qué ocurrió en la vida de Tim Guénard entre sus 14 y sus
54 años, podemos satisfacer nuestra
curiosidad en su relato autobiográfico Más fuerte que el odio,
traducido a varios idiomas.
Esta historia me viene a la cabeza siempre que algún alumno de 28 o 29 años
que estudia un MBA en una universidad privada viene a contarme lo mal que le
trata la vida. Sus obligaciones, lo aburrido de las asignaturas, la cantidad de
trabajos de clase a los que deben enfrentarse, el suspenso de turno, el poco
tiempo que les queda para salir los fines de semana u organizarse viajes con sus
amigos. Lo que me llama la atención de estos alumnos no es que se sientan
abrumados por los retos a los que les enfrenta la vida. Cualquier vida,
cualquier circunstancia, es susceptible de ser percibida como una aventura: el
mero hecho de existir y estar vivos es ya una experiencia, un dato, que debería
sorprendernos y sobrecogernos siempre. Lo que me llama la atención es que
afrontan las situaciones como marionetas del destino, como esclavos de una
circunstancia que parecen no haber elegido y que les pesa demasiado.
Es poco probable que vivamos situaciones tan dramáticas como las de Tim. Por
eso es un testigo autorizado para enseñarnos que cualquier adversidad es una
oportunidad para crear en uno mismo un valor que sirve para regalar a muchos otros.
Seguramente nos preguntamos: ¿Cómo ha sido capaz de sobrevivir a semejante
infancia? ¿Cómo ha podido resistir todo aquello? Porque
la verdad es que Tim Guénard no es Tim Guénard a pesar de su
historia. La verdad es que Tim Guénard es Tim Guénard gracias a su
historia.
Pero no soy yo quien se atreve a decir eso!. Lo hace él mismo, en el libro
que les propongo. Su virtud no fue la resistencia, que consiste
en sobrevivir a la adversidad. Su virtud fue la resiliencia, que consiste en crecer y madurar al enfrentarse
a la adversidad.
Comentarios
Pienso que las personas somos capaces de este cambio, que muchas veces lo sentimos muy posible o real, que lo tenemos muy cerca de nuestras narices, pero que, como si fuera una puerta invisible, no podemos encontrar su picaporte para abrir esa puerta a nuestro cambio. Esta sensación de tener algo tan anhelado al frente de nuestra cara, pero no poder tomarlo, nos distrae de nuestro “Norte” y es la que muchas veces nos lleva al estado de tus alumnos de MBA que mencionas …
Te mando un gran abrazo, y te agradezco este post
Juan
Los esperamos!!!
Los esperamos!!!