El Arte del Coaching


por Marcelo Vázquez Avila


El Coaching o entrenamiento ejecutivo es un proceso que persigue como objetivo prioritario el máximo desarrollo profesional y personal del coachee y, realizado de una forma óptima y correcta, puede suponer una profunda transformación del individuo que lo recibe.

El Arte del Coaching

Durante mi tiempo de formación como coach, pase por un momento interesante en donde entendí que yo necesitaba tomar primero la medicina que luego le daría a los demás. Por ejemplo, debía accionar prácticas como la reflexión y la transparencia, pero la que mas esfuerzo me tomo fue la de filtrar ideas acerca de mis planes a futuro en función de mis propios valores. 

Es decir, a través del proceso de Coaching necesitaba ser confrontado sabiamente acerca de mis patrones de pensamiento, mi razonamiento “lógico” de las cosas y de las motivaciones en mi vida. El Coaching Ejecutivo o Executive Coaching puede ayudar al directivo al que se dirige el proceso a gestionar, administrar o dirigir su compañía o el área de negocio bajo su responsabilidad de una manera más responsable, sostenible, ética, solidaria, humanista y, consecuentemente, más rentable, productiva y competitiva si el referido proceso de coaching conlleva implícito un enfoque o método asociado al concepto, contenido y significado de Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial.

El Coaching, como proceso socrático de formación, consiste en conversaciones o diálogos, a través de la relación entre preguntas y respuestas que mantienen dos personas, coach y coachee. En el referido proceso, el coach ejerce de mero estimulador, indica el camino y conduce a la respuesta o a una posible solución pero es el coachee quien debe llegar a ella por si mismo, ayudándose de la reflexión, el pensamiento, el potencial desarrollo de la faceta personal y profesional, el cambio de actitudes y aptitudes, la mejora de habilidades y competencias, el estudio, la observación, la meditación y la potenciación del talento y las capacidades humanas.
Para conocer el mundo que nos rodea formamos modelos mentales, son semejantes a un mapa que nos guía en el territorio, por lo que si se tiene un mapa erróneo, nos llevará a un lugar equivocado. Con esto podemos decir que no se trata de comenzar por cambiar nuestra conducta ni nuestra actitud, sino nuestro modelo mental sobre el aspecto en cuestión y nuestras creencias, que son la fuente de nuestros comportamientos y actitudes. Pues si creemos que el mundo se opone a lo que deseamos hacer y este modo lo traducimos en conversaciones tales como: Eso no es para mí o las cosas no están bien pero yo no puedo hacer nada para cambiarlas o lo que yo pueda hacer no va a producir una diferencia, etc. Entonces esto realmente se cumplirá. Seguiremos encerrados en rutinas sin solución posible


Precisamente el coaching nos ayuda a salir de esta conversación de posibilidad cero y abrir nuevas puertas. No hay fórmulas mágicas ni recetas; simplemente el compromiso de generar un mundo en el que nos sintamos protagonistas y responsables de nuestra propia existencia. Si nos fijamos en la siguiente afirmación: “me mojé porque llovió” me pone en la posición de víctima donde las circunstancias condicionan mi vida y yo no puedo hacer nada para cambiarlo. Pero si vemos esta otra afirmación: me mojé porque no llevé paraguas, esto me hace ver la responsabilidad (no hablo de buscar al culpable) de mis actos y que yo no estoy en una posición victimista ni de pasividad. Hasta aquí podemos deducir que en el proceso de coaching el protagonista es el coachee (la persona que viene en busca del coach), donde la responsabilidad y las acciones están en sus manos; en su voluntad.


El coaching es una disciplina que apunta a generar en el ser humano un cambio en el modo de verse a sí mismo y de ver el mundo que lo rodea. Muchas veces estamos sumergidos en que nuestra manera de ver o de hacer las cosas es la única, "la mejor"; creemos que el otro "está equivocado", que "no sabe nada" y desde esa creencia invalidamos su opinión. El coaching, en cambio, trabaja desde otro modelo: la validación del otro como un ser auténtico y legítimo cuya opinión es tan auténtica y legítima como la de uno mismo.

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