Los lunes y la Felicidad
por Marcelo Vazquez Avila
Desarrollando nuestra creatividad y felicidad
Csikszentmihalyi suele dar unas cuantas sugerencias para incrementar la creatividad y la felicidad personal:
"Lunes" es casi una mala palabra
para mucha gente porque significa volver a trabajar. Pero Csikszentmihalyi ha
detectado una paradoja: el trabajo es más propicio que el ocio para alcanzar lo
que él llama "estado de flujo" -algo que podría interpretarse como la
felicidad-. La clave está en que, para mucha gente, el ocio es un tiempo muerto
y el trabajo, todo lo contrario. Tener objetivos claros y poder gestionarlos es clave para fluir.
Mihaly
Csikszentmihalyi es el director del “Quality
of Life Research Center” de la Claremont Graduate University, en
California. Allí se dedica a investigar la base y las aplicaciones de los
aspectos positivos del pensamiento, como el optimismo, la creatividad, la
motivación intrínseca y la responsabilidad. Sus teorías han revolucionado la
psicología hasta tal punto que han sido adoptadas por algunos líderes mundiales.
Sus libros, como Flow (Fluir), se han convertido en grandes éxitos de
ventas y en influyentes manuales de las nuevas escuelas de psicología
positivista.
Antes de
leer sus libros, desde hace muchos años, me encuentro con mucha gente que está
preocupada por el “problema” de la felicidad, y a menudo me preguntaban y hoy lo
siguen haciendo, cómo resolvía yo el dilema entre el descubrir o construir el camino de la felicidad personal. Y me
suelen confesar cosas como “es que yo no tengo tiempo”, o “voy de una obsesión
a otra”, y “no tengo un espacio mental para pensar en ello”, pero “ya me
gustaría alcanzarla” y largos etcéteras.
Hay gente
que no puede comprender por qué te puedes dedicar toda una vida a mirar por el
microscopio y estudiar las células de los insectos, o por qué te puede gustar
el escuchar cada día con un poco más de
atención que otro a un paciente con problemas. Se puede pensar que es una
tontería, pero los que lo hacen saben que les gusta, que están en control de
sus vidas y que obtienen beneficios, a veces alejados de lo económico, de aquello que hacen y en lo que invierten.
Esto los hace de lo más felices.
Felicidad y Creatividad
Las personas creativas difieren las
unas de las otras en muchos aspectos, pero en uno son unánimes: todas aman lo
que hacen. No es la esperanza de lograr fama o riqueza lo que las conducen
necesariamente; en vez de eso, es la oportunidad de hacer el trabajo que ellas
disfrutan haciendo lo que las guía. Debemos asumir que no es lo que ellos hacen
lo que cuenta, sino que cómo lo
hacen.
Programados para la creatividad
He comprobado que cuando se le da una
lista a la gente preguntándole acerca de la mejor descripción de lo que más disfrutan
haciendo, la respuesta elegida con más frecuencia es el “diseñar o descubrir
algo nuevo”. La evidencia sugiere que hay un grupo de gente que disfrutaría
descubriendo y creando por sobre todo lo demás.
Algunos individuos han desarrollado
un sistema nervioso en el cual el descubrimiento de novedades estimula los
centros de placer en el cerebro. Probablemente somos los descendientes de
ancestros que reconocieron la importancia de la novedad, protegieron a aquellos
individuos que disfrutaban siendo creativos y aprendieron de ellos. Muchos de nosotros
también compartimos la habilidad para disfrutar casi todo lo que hacemos y
podemos crear y descubrir algo nuevo al hacerlo. Esta es la razón por la cual
la creatividad es tan placentera, no importa donde tenga lugar.
Pero hay otra fuerza que nos motiva,
y es más primitiva y más poderosa que la tendencia a crear: nos da placer
cuando estamos cómodos, cuando estamos relajados, cuando podemos sentirnos bien
sin gastar demasiada energía. Sin este regulador interno podríamos agotarnos
fácilmente y no tener las suficientes reservas de fuerza o energía cerebral para
enfrentarnos a lo inesperado.
Todos nosotros somos atraídos entre
estos dos sets opuestos de instrucciones programadas en el cerebro. En la
mayoría de los individuos parece ser más fuerte el disfrutar de la comodidad de lo establecido más
que el desafío del descubrimiento. Unos pocos son más proactivos a las
recompensas del descubrimiento. A menos que haya la suficiente gente motivada
por el placer que proviene del enfrentamiento de los desafíos, no hay evolución
de la cultura, ni progreso en los pensamientos o sentimientos. Así que es
importante entender mejor en qué consiste el placer y cómo la creatividad lo
puede producir.
¿Qué es el placer?
Ciertas personas dedican muchas horas
a la semana a su trabajo sin excesiva recompensa de dinero o fama. ¿Por qué
continúan haciéndolo? Está claro al hablar con ellos que lo que los mantiene
motivados es la calidad de la experiencia que sienten en ese momento. Este
sentimiento a menudo incluye esfuerzos dolorosos, arriesgados, que presionan la
capacidad de la persona, y también incluye un elemento de novedad y
descubrimiento.
Csikszentmihalyi llama a esta experiencia “flujo”,
porque mucha gente –artistas, atletas, científicos, gente común y corriente-
han descrito el sentimiento en palabras similares. El flujo es un estado de
conciencia que consume poco esfuerzo aunque está altamente focalizado. Y las
descripciones no varían mucho según cultura, género o edad.
En las entrevistas, la gente menciona
repetidamente ciertos elementos clave en sus impresiones de esta experiencia
placentera: Hay metas claras en cada paso del camino: en el estado de flujo
siempre se intuye lo que debemos hacer. A mayor flujo que experimentemos en la
vida diaria, más probable es que nos sintamos felices en general.
Desafortunadamente, mucha gente
encuentra que los únicos desafíos a los que puede responder son la violencia,
el juego, sexo desordenado, o drogas. Tales experiencias pueden ser efímeramente placenteras, pero estos episodios de flujo no agregan un sentimiento de
satisfacción y felicidad con el pasar del tiempo. Éste placer no conduce a la creatividad, sino que
pronto deriva en adicción, con lo que esto supone de falta de libertad. Por lo
tanto, de falta de humanidad.
Libertad, felicidad y creatividad
El problema es que es más fácil
encontrar placer en cosas que son más fáciles, en actividades como el sexo y la
violencia que están ya programadas en nuestros genes. Es mucho más difícil
aprender a disfrutar el hacer cosas que hemos descubierto recientemente en
nuestra culturización tales como hacer negocios o componer música y aprender
acerca del mundo y nosotros mismos.
Las escuelas y la universidad generalmente
fallan en enseñar lo bonita que puede ser la ciencia y las matemáticas y ellas
enseñan en cambio una tediosa rutina en la literatura y la historia en vez de su intrínseca
aventura. Es en este sentido en que los individuos creativos se nos aparecen a
menudo como vidas ejemplares. Ellos muestran lo interesante y placentera que
puede ser una actividad simbólica y completa.
Desarrollando nuestra creatividad y felicidad
Csikszentmihalyi suele dar unas cuantas sugerencias para incrementar la creatividad y la felicidad personal:
- Trata de dejarte sorprender y de sorprender al menos a una persona cada día.
- Cuando
algo te parezca interesante, síguelo o al menos dale su oportunidad.
- Reconoce
que si haces cualquier cosa bien ésta se vuelve placentera.
- Deja
tiempo para la reflexión y relajación.
- Descubre
qué te gusta y qué odias de la vida.
- Comienza
a hacer más de lo que te gusta y menos de lo que odias.
- Descubre
una forma de expresar lo que te mueve.
- Mira
los problemas desde todos los puntos de vista posibles.
- No
critiques tus ideas originales por distintas que te parezcan y ten tantas
ideas como sea posible.
El vínculo entre el flujo y la
felicidad depende de si la actividad que realizo
me conduce a nuevos desafíos y de esta manera al
crecimiento personal y cultural.
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