El aquí, el ahora y la creatividad
por Marcelo Vázquez Avila
La atención plena
o mindfulness puede describirse de múltiples maneras. Es una práctica que
consiste en anclar la atención con intención en el momento
presente y tomar conciencia de la naturaleza de las cosas de una forma comprensiva
y libre de prejuicios. También se la considera una forma de ser y de
relacionarnos con la totalidad de nuestras experiencias tanto internas como
externas. No es otra cosa que redescubrir o recordar nuestra capacidad natural
innata de estar plenamente despiertos en nuestra vida y relacionarnos con ella
de un modo directo, sin los filtros de los preconceptos observando desapegados nuestras
experiencias pasadas, nuestros gustos y elecciones.
Este tipo de
percepción está disponible para cada uno de nosotros en todo momento aunque lo
más probable es que gran parte de nuestras percepciones cotidianas reflejen
algunos elementos de la experiencia como distracciones, deseos, rechazos,
inquietudes, dudas o aburrimiento; pero quizás también encontremos momentos de
simplemente “ver”. Con el tiempo la práctica del mindfulness nos hace capaces
de modificar delicadamente el modo de relacionarnos con todo ello y aprendemos
de forma gradual y a nuestro propio ritmo a responder y no a reaccionar
a los hábitos anquilosados y a los frecuentes vuelos de la mente. También
aprendemos a tomar decisiones más conscientes, intensificamos la sensación de
eficiencia, equilibrio y armonía en nuestra vida.
También es
conveniente tener presente la tendencia de la mente a catalogar la realidad
compleja en la que estamos inmersos y el estado de atención plena es una forma
eficaz de llegar a conocernos más y mejor tanto a nosotros como a quienes nos
rodean, en el momento a momento y de abrirnos a la sabiduría que emerge
espontáneamente cunado cultivamos una curiosidad comprensiva hacia la
experiencia humana.
Y aquí
encontramos otra descripción de lo que es mindfulness y que podría resultarnos
muy útil: se trata de un camino del corazón que propone acoger las experiencias
vividas y por vivir en un espacio comprensivo.
De este modo se va restableciendo poco a
poco una relación más saludable y amistosa con nosotros mismos, sintiéndonos
menos alienados y aislados,
conectando otra vez con la sabiduría y creatividad profundas.
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