Cómo funciona la creatividad según la neurociencia
Por Inma Juan en Intimind
La
creatividad entendida como la producción de algo nuevo y útil es una de las
habilidades más necesarias para la vida actual. No se trata únicamente de crear
sino también de resolver problemas y para ello hay que encontrar nuevas maneras
de hacer las cosas.
Actualmente
la Neurociencia nos ayuda a comprender el proceso creativo: cuáles son sus
fundamentos cognitivos y neurales. En multitud de investigaciones se ha visto
que, cuando se descomponen los procesos cerebrales implicados en el logro
creativo, la atención plena va claramente de la mano con la creatividad. La
pregunta es si podemos aplicar de forma científica la atención plena al proceso
creativo.
Podemos
equiparar el cerebro con una orquesta: en cada momento intervienen distintos
instrumentos y se sincronizan según el pasaje que se está tocando. La sincronía
entre todos es fundamental para que suene. Pues de la misma manera, según la
neurocientífica Crystal Goh la clave para optimizar el proceso creativo es el
equilibrio de las redes cerebrales.
Los
hombres, difieren de otros animales en el hecho de que pueden hacer esfuerzos
directos y conscientes para producir resultados deseados, y que pueden
diferenciar esos esfuerzos directos y conscientes de los impulsos meramente
automáticos. La civilización, depende del descubrimiento humano según el cual
éste puede decirse a sí mismo: “Lo voy a intentar y lo voy a conseguir”.
Wallas
publicó “El arte del pensamiento”su teoría
de la incubación creativa, según la cual el descanso y la pausa son
esenciales para que nuestra mente obtenga sus mejores resultados. El
pensamiento creativo tiene cuatro fases que son el marco para
entrenar nuestra mente en la técnica
de este proceso:
- información o
preparación
- incubación
- iluminación
- verificación.
Todo empieza
recopilando datos y, según Wallas, luego es fundamental permitir
que pase un tiempo muerto durante el cual la mente reorganiza la información,
la sintetiza y ordena, la asocia a anteriores datos o la completa, entre otras
operaciones. Esta fase permite a la mente inconsciente trabajar sin restricciones en la
información recibida. Wallas habla de la importancia de esa pausa de
libertad mental pero también de lo relevante que es la capacidad
humana de manejar su atención más allá de los impulsos.
Las cuatro etapas del cerebro creativo
1. Preparación
En esta fase en
la que se recopilan ideas e información y se utiliza el llamado pensamiento
divergente, relacionado con la capacidad de encontrar múltiples soluciones a
determinado problema. Es el pensamiento que surge en sesiones de tormenta de
ideas y requiere soltar juicios o ideas preconcebidas para permitir que surjan
ocurrencias nuevas. Para un funcionamiento óptimo del pensamiento divergente es
necesario tranquilizar la red de control cognitivo, que permite que la red
neuronal (un conjunto de regiones del cerebro que colaboran entre sí y que
podrían ser responsables de gran parte de la actividad desarrollada mientras la
mente está en reposo), se mueva más libremente.
Este es el
momento de usar la imaginación, recopilar datos y no tener ningún tipo de
trabas acerca del desorden y el azar.
2. Incubación
Cuando ya has
tenido tantas ideas como sea posible, es hora de desconectar. Dormir, navegar,
cocinar, disfrutar de la vida mientras el cerebro se encarga de organizar la
memoria y prepara el escenario para una
visión creativa.
3. Iluminación
Entonces llega
el ¡Aha!, el eureka: una comprensión súbita que resuelve un problema,
reinterpreta una situación, explica una broma o resuelve un precepto ambiguo.
Se denomina “insight” o inspiración. Los psicólogos la han estudiado mediante
métodos conductuales durante casi un siglo. Recientemente, las herramientas de
la neurociencia cognitiva se han aplicado a este fenómeno. Una serie de
estudios han utilizado la electroencefalografía y la resonancia magnética
funcional para estudiar los correlatos neurales del “Momento ¡Aha!”, y sus
antecedentes. Aunque la experiencia de la intuición es repentina y puede
parecer desconectada del pensamiento inmediatamente anterior, estos estudios
muestran que esa inspiración es la culminación de una serie de estados
cerebrales y procesos que operan en diferentes escalas temporales.
Este es el
verdadero momento de inspiración creativa, cuando las ideas subconscientes y no
relacionadas entre sí se unen de repente y llegan a nuestra conciencia a través
de una de las redes de nuestro cerebro, la red de prominencia. Esa red detecta
y capta inmediatamente un pequeño brillo en nuestro océano de pensamientos y lo
convierte en una inspiración.
4. Verificación
Finalmente
viene la confrontación con la realidad de esa iluminación brillante pero cruda.
Este último paso requiere un pensamiento convergente. Ahora utilizamos menos la
imaginación y más el control cognitivo y las redes de atención para hacer una
evaluación analítica.
Por tanto, lo
que la neurociencia nos muestra hasta el momento es que la teoría de Wallas
sigue vigente en algo esencial:
La creatividad requiere tanto de la
libertad total como del
control de nuestro pensamiento
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