El gran apagon
por Marcelo Vazquez Avila
¿Alguna vez has pensado que el lunes pasado tu mente pudo haber hecho un viaje exprés por los paisajes de la confusión, la incertidumbre, el miedo y la preocupación? ¡Y sin pasaporte ni maletas! La neurociencia nos dice que nuestro cerebro, esa súper máquina de supervivencia, se activa en momentos de caos, disparando reacciones en la amígdala, esa pequeña estructura que, como un guardabosques hiperalerta, nos prepara para huir o pelear.
Quizá intentaste descifrar qué había pasado, cuánto iba a durar, si tus seres queridos estaban bien o quién estaba detrás de todo esto. Y, si no lo sabes, ayer parte de Europa se quedó varias horas sin electricidad, creando un caos que puso en jaque a la red neuronal de todo un continente. La pérdida de energía en la red eléctrica provocó un efecto dominó, afectando nuestro estado de ánimo, nuestras rutinas y, en definitiva, nuestro sentido de control.
Es probable que, como yo, hayas pasado por todos esos estados —conscientemente o no— mientras atendías lo urgente. La buena noticia es que nuestro cerebro tiene una increíble capacidad de adaptación: la neuroplasticidad. Es decir, puede reconfigurar sus conexiones para aprender, crecer y, sobre todo, encontrar calma en medio del torbellino.
Y justamente, deseo que en medio de todo eso hayas podido sobrevolar la tormenta. Que hayas hallado un momento de paz en la desconexión, en lo simple: una conversación cara a cara, una risa sincera, o un rato de juego que active tu sistema de recompensa y te genere bienestar. La neurociencia confirma que esas acciones activan el núcleo accumbens, nuestro centro de placer, ayudándonos a reconectar con nuestro centro y encontrar sentido en la experiencia.
Mi experiencia personal fue clara: al darme cuenta de cuánto dependo del móvil, de que las plantas olvidadas necesitan algo de agua, y de que, como en mi infancia, confiar en que las personas están bien, incluso sin mensajes, es un acto de resiliencia cerebral. Además, valorar la electricidad, ese recurso que en otras partes del mundo no siempre se da por sentado, me hizo apreciar la importancia del equilibrio y la gratitud.
¿Y cómo logré mantenerme tranquilo? La respuesta está en mi entrenamiento mental. La neurociencia nos enseña que practicar mindfulness, respiración consciente y pensamiento positivo fortalece la corteza prefrontal, esa parte del cerebro que nos ayuda a regular las emociones y tomar decisiones con claridad, incluso en medio del caos.
Justo antes de este evento, quería contarte que mi nuevo libro, "Liderazgo en Acción, de llanero solitario a líder de la manada", está a la venta. Después de lo vivido, siento que tiene aún más sentido: es una guía para entrenar tu mente, fortalecer tu liderazgo interno y mantener la calma, la confianza y la claridad cuando el mundo parece apagarse.
Te lo recomiendo con el corazón, porque está diseñado para ayudarte a manifestar desde el centro, desde la verdad, y desde lo que SÍ está en tus manos.
Recuerda: tu cerebro es tu mayor aliado en tiempos de incertidumbre. Entrénalo, cuídalo y déjalo ser la brújula que te guía hacia la paz interior, incluso en medio de la tormenta.
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