Sabías que…

Sabías que… por Marcelo Vazquez Avila ¡Bienvenidos al fascinante mundo del lamido materno, donde la neurociencia y la crianza de cachorros se entrelazan en una danza adorable y esencial para la vida! Imagina una película en la que la madre perra es la heroína que, con cada lamido, no solo limpia a sus pequeños, sino que también orquesta una serie de eventos fisiológicos casi mágicos, dignos de un gran drama épico. En la madre: La Supermamá Neurociencia Primero, el lamido actúa como una especie de “poción mágica” llamada oxitocina, que se libera a raudales. ¿Qué hace esta sustancia? Fortalece el vínculo entre madre e hijo, convirtiendo a la madre en una super mamá que se siente menos estresada y mucho más lista para amamantar. Es como si cada lamido le dijera: “¡Todo va a estar bien, cariño!”, al mismo tiempo que le ayuda a expulsar leche y recuperarse del parto. Que comience la fiesta de la lactancia! Además, este contacto suave y lleno de amor hace que el cortisol, el famoso hormona del estrés, se reduzca, llevando a la madre a un estado zen que promueve el cuidado continuo. ¡Así que ya saben, si alguna vez se sienten abrumados, quizás un buen lamido al día podría ayudarlos a relajarse! En el cachorro: Los Pequeños Superhéroes del Mañana Pero esperen, porque los cachorros no se quedan atrás. Cuando la madre los lame, ¡es como si activara un interruptor de vida! La respiración se acelera, el pequeño llanto se hace eco y los músculos empiezan a tonificarse. En esas primeras horas, el lamido es fundamental como si fuera un superpoder que los prepara para el mundo. No solo eso, el lamido en la zona anogenital también se podría decir que es el “botón de reinicio” para que hagan sus necesidades. Imagínense, los cachorros en la primera semana aprendiendo a orinar y defecar gracias a ese suave toque. ¡El lamido es su entrenador personal en el mundo del baño! Y en un toque de magia termorreguladora, el lamido mejora el flujo sanguíneo en su piel, ayudándoles a mantener ese calorcito necesario mientras están apachurraditos cerca de mamá. ¡Como una manta eléctrica, pero hecha de amor! Además, el desarrollo neurológico de estos pequeños también se beneficia. Gracias a la estimulación táctil temprana, su eje hipotálamo-hipófiso-adrenal se puede desarrollar de manera óptima, haciéndolos más resilientes ante futuros desafíos. ¡Esos cachorros no solo serán adorables, sino también pequeños guerreros del estrés! Pero eso no es todo. Al lamer, la madre transfiere microbios beneficiosos, dándole un empujón a esa microbiota intestinal y favoreciendo su salud. Es como un regalo secreto de inmunidad que los protege en sus primeras semanas de vida, mientras disfrutan de la deliciosa golosina del calostro. Finalmente, el contacto y la estimulación de esos momentos de lamido liberan oxitocina y endorfinas en los cachorros, dándoles un increíble efecto calmante que apacigua cualquier dolor y ansiedad. ¡Esta es la ciencia detrás de un abrazo cariñoso! Conclusión: El Lamido, El Héroe Silencioso Por lo tanto, el lamido materno no es solo un acto de limpieza; es un ritual complejo y extraordinario que sostiene la vida y el amor. Si la madre, por alguna razón, no lame a sus cachorros, es importante estimularlos suavemente, especialmente en esa zona tan sensible, y consultar a un veterinario para asegurarse de que todo esté bien. En la cruzada de la maternidad y la neurociencia, un lamido puede cambiar todo!

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