Mi ser esencial ? o mi Ego?

por Marcelo Vazquez Avila Son lo mismo? Imagina que tu mente es una casa con muchas habitaciones. En una vive el “Yo esencial”: silencioso, curioso, presente. En otra se aloja el “Ego”: ruidoso, opinólogo, obsesionado con los espejos y las estadísticas de popularidad. Ambos son tuyos, ambos sirven… pero no son lo mismo. Desde la neurociencia: - Yo esencial: se parece a esa red cerebral que aparece cuando estás plenamente presente, con la corteza insular afinando la percepción interna (interocepción), el córtex prefrontal ventromedial integrando valor y significado, y los circuitos de compasión y regulación. Es el “testigo” que observa sin necesidad de narrar cada cosa. - Ego: se parece a la Red por Defecto (DMN: corteza medial prefrontal) cuando se lanza a fabricar historias: “¿Qué piensan de mí?”, “¿Cómo salgo en la foto narrativa?”. También recluta el estriado cuando busca recompensa y el amígdala-show cuando hay amenaza al estatus. Es el “narrador/gerente de marca” de tu identidad. Diferencia conceptual en dos frases: - Yo esencial: conciencia encarnada, aquí-ahora, flexible, que puede sostener experiencias sin convertirlas en etiqueta. - Ego: el sistema de etiquetas, comparaciones y contratos sociales que usa tu cerebro para navegar tribus, metas y reputación. Diferencia práctica (cómo se sienten en el día a día): - Yo esencial: respiración más suelta, curiosidad sin prisa, humor tierno con tus propios líos, capacidad de pausar antes de responder. - Ego: tensión por “tener razón”, hambre de aprobación, rapidez para defender el personaje, alergia al “no sé”. Ejemplos concretos: - Crítica en el trabajo: - Ego: “Me atacan. Debo justificarme. ¿Cómo quedo?” - Yo esencial: “Siento pinchazo en el pecho. Respiro. ¿Qué hay de útil aquí?” - Logro personal: - Ego: “Publica, compite, compara.” - Yo esencial: “Celebra y comparte. ¿Qué valor creó esto?” - En el Error: - Ego: culpa o excusa. - Yo esencial: responsabilidad serena y ajuste de rumbo. Metáfora neurodivertida: - El Ego es tu community manager: mide métricas, cuida la marca y, si lo dejas solo, postea tres historias por minuto. - El Yo esencial es el director silencioso: no busca aplausos; busca coherencia. Cuando dirige, la orquesta (tus redes neuronales) toca afinada. ¿Quiere decir esto que el ego es “malo”? No. Es una herramienta de navegación social muy útil: te ayuda a poner límites, negociar salario, presentar tu proyecto. El problema es cuando maneja el volante en tormenta emocional. Ahí conviene que el Yo esencial tome el timón y el ego se siente al copiloto con snacks. Mini-prácticas para distinguirlos: Etiqueta sensaciones antes de historias: “Calor en la cara, nudo en el estómago” (insular on). Las historias suelen ser el ego. Las sensaciones, la puerta al yo esencial. - Pausa de 10 segundos antes de responder: le das tiempo al prefrontal para modular al amígdala. - Pregunta mágica: “¿Qué es verdaderamente importante aquí, más allá de mi imagen?” Si la respuesta baja el volumen, es el yo esencial. Si lo sube, es el ego. - Gratitud concreta en 3 ítems diarios: reentrena el sesgo del ego por amenaza/escasez hacia aprecio/abundancia. - Humor compasivo: reírte con tu ego, no de él. “Gracias, community manager interno, por tu campaña. Hoy no haremos rueda de prensa.” Resumen relámpago: - El yo esencial es presencia consciente y encarnada; el ego, la narrativa social que te organiza. - El yo esencial regula y conecta; el ego compara y protege. - Juntos funcionan mejor: esencia al volante, ego con GPS. Aquí tienes una rutina de 6 minutos para activar el “modo esencia” y poner al ego en copiloto. No necesitas nada más que tu cuerpo y un reloj. Minuto 0: Prepárate (20–30 s) - Postura: siéntate con pies en el suelo, columna larga, hombros sueltos. - Intención breve: “Hoy conduzco desde la presencia; el ego ayuda, no manda.” Minuto 1: Anclaje interoceptivo - Lleva atención a 3 puntos: planta de los pies, respiración en el abdomen, manos. - Cuenta 5 respiraciones, exhalando un poco más largo que la inhalación. Señal al sistema parasimpático. Minuto 2: Etiquetado somático - Recorre el cuerpo rápido y nombra en voz baja o mentalmente: “calor”, “tensión”, “nudo”, “vacío”, “cosquilleo”. - Regla de oro: solo sensaciones, sin historia. Esto activa insula y desacopla narrativa. Minuto 3: Desfusión del ego (el community manager) - Imagina tu ego como un personaje simpático sentado a tu lado. - Dile: “Gracias por querer protegerme. Quédate cerca, yo conduzco.” Nota qué cambia en tu cuerpo 10 segundos. Minuto 4: Claridad prefrontal (pregunta única) - Pregunta: “¿Qué es realmente importante en la próxima hora?” - Responde en 7 palabras o menos. Ejemplos: “Claridad y respeto en la reunión”, “Terminar borrador sin perfeccionismo”. - Escríbelo o repítelo dos veces. Esto da dirección sin drama. Minuto 5: Microexposición + regulación - Piensa en un estresor de hoy al 30–40% de intensidad (no al 100). - Observa las sensaciones 3 respiraciones, sin resolver nada. - Luego haz 3 exhalaciones largas por la boca como si empañaras un vidrio. Señal de seguridad a la amígdala. Minuto 6: Cierre con coherencia - Agradece algo concreto de los últimos 24 h (1 frase). - Elige una micro-acción de esencia para hoy (≤2 minutos). Ejemplos: “Enviar el email claro”, “Pedir feedback en una frase”, “Caminar 3 minutos antes de la llamada”. Versión express (90 segundos si vas con prisa) - 3 respiraciones largas. - Nombra 3 sensaciones. - Frase de dirección: “Hoy priorizo X.” - Sonríe leve: reset rápido del tono vagal. Consejo práctico - Hazla 2 veces al día: antes de la primera tarea importante y antes de la interacción más desafiante.

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