Carta a un Amigo

... en el día de tu cumpleaños !



Pienso, - y espero que estés de acuerdo- que tener 60 años es tener dos veces 30; es reconocer la densidad y riqueza del ayer y lo frágil y precario del mañana; es estar dispuesto a vivir intensamente la década que se abre con la lúcida convicción de que puede ser la última en poder vivirse intensamente; es ya no posponer los sueños y hacerlos realidad.

Tener 60 años es tener respeto a los espejos porque no mienten y no volverán a mentir nunca más. Es alegrarse cuando, al despertar, a uno le duele algo: una articulación, la garganta, la cabeza, porque significa que estás vivo. 

Tener 60 años es por fin saber quiénes son tus verdaderos amigos y haberse ganado el enorme privilegio de no simular más frente a los otros; es saber decir “no” cuando es “no”; es conocerse a fondo y poder, por fin, dialogar con su cuerpo, conocer los caprichos de su digestión, los ritmos de su corazón, la capacidad de sus pulmones y la susceptibilidad de sus articulaciones en tiempos de lluvia. 

Tener 60 años es burlarse de todas las dietas de las revistas y libros de autoayuda porque ya uno sabe perfectamente cuál es su régimen de vida. 

Tener 60 años es conversar con la soledad y nunca sentirse solo con ella.

Tener 60 años es ya no pedir permiso a nadie para cumplir un viejo sueño, para ir a cine a las tres de la tarde, o prender la luz a las tres de la mañana para leer nuevamente un capítulo de la última novela de misterio que tenés en la mesa de luz porque no lograste conciliar el sueño.

Sí, porque al escribir esto, sé una vez más que sos un hombre privilegiado. Porque a la vuelta de la esquina de tu casa, hay personas como vos, de 60 años, desplazadas y olvidadas. 

Tener 60 años es asombrarse de lo que has logrado con tus hijos y tus hijas que ya están en la década de los 20. Es inaugurar con ellos nuevas miradas, nuevos diálogos, con ese sentido de desprendimiento y de levedad, frente a ellos y ellas.

Tener 60 años hoy y en un cercano e irreverente mañana, que llegará antes que lo pienses dos veces, es volverse un abuelo complaciente, enamorado, liviano y desculpabilizado como no lo has sido con tus hijos. 

Tener 60 años es entender el misterio de la vida y empezar a confrontarse con la muerte, sin temor ni tristeza, porque está ahí asomándose, tímida pero inexorablemente.

Tener 60 años es empezar a despedirte demasiado temprano, siempre demasiado temprano, de buenos amigos o amigas.

Te escribo estas líneas, querido amigo para sugerirte que, entrando en esta etapa, que supe iniciar un puñado de años atrás, es necesario aprender a burlarse de los discursos de una cultura que nos quiere, o nos vuelve, invisibles y deterioradas. Discursos de una sociedad basada cada vez más en una lógica de mercado que exige productividad y consumo, lógica que los medios se encargan de difundir y que no hacen sino mostrarnos el universo de una juventud que pretende ser eterna y asociada solamente a la belleza perdurable y al éxito. 


Amigo querido termino como empecé, tener 60 años es tener dos veces 30
Que los cumplas muy feliz, todos los días de tu vida

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